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Aprendizaje autónomo: Una visión alternativa de la educación

Conoce cómo el aprendizaje autónomo impulsa el proceso académico de los estudiantes, desde las reflexiones de Julio Fontán, Director del Colegio Fontán Capital.

Existe un modelo de educación basado en el aprendizaje autónomo de los estudiantes ¿De qué se trata y cuál es su propósito? En una charla con Julio Fontán, director del Colegio Fontán Capital, nos cuenta a grosso modo cómo funciona esta metodología y también su visión sobre su desarrollo.

El aprendizaje autónomo

Con el acompañamiento de los educadores el estudiante aprende a tomar la mayoría de las decisiones sobre su proceso de aprendizaje, hasta ahora hemos tratado el conocimiento académico
como lineal, una idea detrás de otra como en nuestro lenguaje. Pero tanto el pensamiento como el conocimiento son multidimensionales y debemos ayudarle al estudiante a construir su aprendizaje
como su cerebro trabaja. Además, la meta es el desarrollo de su capacidad de fluir en el conocimiento para que lo pueda seguir haciendo por el resto de su vida, en vez de tener como meta cada uno de los temas.

El Aprendizaje autónomo tiene dos componentes a desarrollar por parte de los estudiantes:

1. Comportamiento: El estudiante debe desarrollar la capacidad de gestionar su tiempo: ponerse metas cada día y a planear su cumplimiento, que es comprometer su capacidad de trabajo en el  tiempo. Asimismo, tiene que darle sentido a lo que está trabajando para que le construya motivación intrínseca para que disponga de la energía necesaria para lograr sus resultados.

2. Pensamiento: A través de investigación documental y de campo, el estudiante debe tener la capacidad de construir estructuras de pensamiento con las que pueda desarrollar un
producto que sea original y funcional.

Hay un gran porcentaje de muy buenos estudiantes que no son autónomos, porque no tienen la capacidad de tomar decisiones, no manejan su tiempo o sencillamente no son capaces de ponerse
metas. Son muy buenos obedientes.

Desafortunadamente, la sociedad durante los últimos años ha retrasado el progreso de la autonomía de los estudiantes y el problema de las habilidades es que, si se alejan de la edad natural de  desarrollo, se vuelven más complejas de adquirir. Durante su vida académica, los estudiantes toman muy pocas decisiones, todo el tiempo están obedeciendo, siguiendo un plan impuesto sin poder
aportar, hasta que llegan a la edad adulta y se ven obligados a lanzarse a decidir y construir su propio camino sin realmente tener las herramientas para hacerlo.

El papel del docente

Los educadores apoyan al estudiante a conocer sus puntos de mejora. Dependiendo del nivel de autonomía de cada estudiante cambia su forma de acompañamiento por parte de su educador. Si el
estudiante tiene un nivel bajo de autonomía y tiene poco apoyo no va a poder avanzar. Lo que hacemos, es que en medida que va creciendo la autonomía vamos disminuyendo la heteronomía.
Ese es un gran desafío.

Desde el aprendizaje, si durante todo el tiempo le estamos entregando información al estudiante, lo estamos inhabilitando en su capacidad de investigación documental y de campo, y adicionalmente,
limitamos su capacidad de aprendizaje autónomo, que es lo va a necesitar para el resto de su vida. Para evaluar este proceso por lo general los colegios utilizan la evaluación estática de resultados en
habilidades, en competencias y/o en contenidos. Nosotros la cambiamos por dos tipos de evaluación:

  • Evaluación de proceso: El estudiante determina cuáles son sus obstáculos para fluir en el conocimiento y proponer estrategias para superarlos. Estos obstáculos pueden ser la falta de desarrollo de una habilidad particular, de motivación o de bases del conocimiento necesarias para fluir en el conocimiento. Además, aprende a ser objetivo, honesto y a incluir nuevos parámetros de evaluación.
  • Evaluación de progreso: El estudiante muestra los parámetros en que está avanzando en el pensamiento, comportamiento y de conocimiento.
La visión detrás del aprendizaje autónomo

Debemos cambiar la tendencia del mundo a estar siempre imponiendo nuevas normas, esto no es sostenible en el tiempo. El problema más grande con imponer normas, es que a su vez se debe colocar más formas de control y correctivas para garantizar su cumplimiento: Más policías, más multas, más cárceles. Esto nos inhabilita, es costoso y temporal, siempre con motivación intrínseca, se logra el mínimo y promueve la pasividad. En cambio, sí desarrollamos la autonomía, el cumplimiento es permanente, es auténtico, desarrolla la motivación intrínseca, resuelve situaciones parecidas y genera aprendizaje. Debemos ayudar a los estudiantes para que actúen con su orden interno en cambio de un orden impuesto.

Este es un proyecto de educación Per-socializado: Crece en la personalización para poder entregar más valor a la sociedad.

Al desarrollar este modelo, los estudiantes pasan de ser reactivos en donde siguen indicaciones todo el tiempo y no toman decisiones, a ser proactivos, ellos se ponen las metas, planean su cumplimiento
hasta la excelencia aumentado sus posibilidades de alcanzar una mejor calidad de vida. La educación también debe dejar de ser reactiva y proponer un modelo de sociedad basado en el respeto y
pensando siempre en construir comunidad.

De acuerdo a lo que nos propone Julio Fontán, el aprendizaje autónomo seguirá evolucionando y es una gran alternativa para aumentar la calidad de la educación, graduando a los bachilleres y
profesionales del futuro con nuevas herramientas con las que puedan construir una mejor sociedad. ¿Crees que es el momento de aplicar este modelo de educación en tu colegio?

Agenda una llamada con nuestro equipo de expertos y conoce cómo podemos ayudar a tu colegio para alcanzar el siguiente nivel.

 

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