Lo primero que se debe decir de la educación constructivista es que tiene diversos enfoques, pero –en esencia- es una corriente pedagógica que le abre la oportunidad a los estudiantes y profesores para trabajar bajo procesos de formación donde los alumnos construyen su propio conocimiento a través de experiencias, en otras palabras, se busca lograr que ellos tengan una gran motivación por aprender y conlleva a que interpreten información, datos, conductas y habilidades.
Esta corriente tiene importantes ventajas y componentes que se alinean a las nuevas maneras de brindar formación; componentes que la misma UNICEF ha destacado como esenciales para evolucionar en la forma de educar, como la personalización, ya que se necesita de “una educación pensada para el estudiante, con contenidos que se adapten a los intereses, necesidades y tiempos de aprendizaje de cada uno. A partir de una malla común para todos, permitir que cada estudiante elija parte de su formación basada en sus propios intereses”.
Un estudiante que reciba educación basada en sus intereses, seguramente, estará más motivado en desarrollar los procesos de formación. Es importante tener claros los beneficios puntuales de poner en práctica este tipo de pedagogía:
1.Un proceso ecuánime para todos:
El enfoque constructivista señala que es una obligación plantear un trato equitativo para todos los estudiantes, porque todo se basa en el conocimiento previo que viene del trabajo de los alumnos y el maestro que tiene unas acciones que lo llevan a desempeñar un papel de mediador que facilita el aprendizaje.
2. Personalización para el alumno:
Plantea que se debe dejar de lado aquellas cátedras donde el docente dicta un tema para toda el aula como si ellos fueran idénticos en su forma de aprender, por el contrario, hay una misión de entender que cada quien tiene una forma de aprendizaje única y, en ese orden de ideas, la enseñanza tiene que ser capaz de guiar a cada niño por medio de las habilidades que le favorecen, permitiendo que descubran su propia forma de trabajar y de construir conocimiento.
3. Catalizador de la autonomía:
Uno de sus más grandes beneficios es que contribuye a fortalecer una cultura autónoma en los colegios, dándoles la libertad de analizar las diferentes fuentes de conocimiento y las posturas sobre los diferentes temas que se están aprendiendo. Así, desarrollan un pensamiento crítico y de alta capacidad de análisis.
4. Mejor relacionamiento y trabajo en equipo:
Otra fase esencial del constructivismo es que potencia el aprendizaje colaborativo, así que los chicos desarrollan herramientas y un sentido de trabajo en equipo y habilidades sociales para cumplir con los objetivos que traigan resultados a su investigación y proyectos.
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El desafío estará en manejar un equilibrio del método constructivista y estudiar o analizar los problemas para darles solución.
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