Los dos últimos años, los modelos educativos han tenido que acomodarse a las diferentes circunstancias mundiales, lo cual ha permitido desarrollar modelos eficaces, que poco a poco, han llegado a cada rincón del país.
A pesar de los anteriores avances, en Colombia seguimos ocupando los últimos lugares en rankings mundiales de educación, lo que nos muestra la necesidad de realizar una transformación educativa en nuestro sistema.
Las teorías de aprendizaje han evolucionado, existen nuevos referentes educativos, las prácticas pedagógicas ahora tienden a ser más “tecnológicas” y estimulantes, razón por la que muchos profesionales de la educación y padres de familia siguen sintiendo vacíos y expresan la necesidad inmediata de esta transformación.
Estamos viviendo una era digital donde los líderes empresariales requieren colaboradores con capacidades y destrezas que no están siendo consideradas o bien, implementadas dentro del actual modelo educativo.
Es aquí donde las instituciones educativas deben promover la formación en tecnología, desarrollo de pensamiento crítico y gran capacidad de acción entre sus alumnos y docentes.
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Como profesional, quisiera haber recibido una educación más inclinada al uso de herramientas tecnológicas, es decir, una educación más práctica, orientada al mundo profesional, pero ¿cuántos de nosotros pueden prever el futuro para saber qué habilidades serán necesarias adquirir?
Para que los colegios puedan hacer frente a todos estos retos con éxito, deben entender hacia dónde evolucionará el mundo y cuáles serán las necesidades futuras de las empresas.
Entonces, entendiendo que cada estudiante tiene fortalezas y debilidades diferentes: ¿El modelo educativo cumple, al 2022, el desarrollo de habilidades necesarias para el futuro? ¿Qué pueden hacer los colegios para no estancarse y ofrecer a padres de familia y alumnos una educación más práctica y personalizada?.
La integración y el análisis de datos debe ser el primer paso, todos los colegios deberían tener una herramienta que les facilite interpretar datos importantes para la institución, como “el número de estudiantes que, según el análisis realizado, puede llegar a perder el examen de matemáticas”, así, sabemos que ese grupo específico, necesita refuerzo para pasar su examen.
Ahora bien, en los últimos años los colegios han evidenciado la necesidad de generar cambios en sus currículos, buscando implementar conceptos como la inteligencia emocional y vida saludable, y aunque ha sido un reto incluirlos, al tiempo que las necesidades han surgido, las soluciones también.
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Existen herramientas y softwares como CampusKey que te muestran en tiempo real las “reglas nutricionales” que tiene cada estudiante, o los cuidados que debemos tener con ciertas alergias o el control de peso y talla de cada uno de ellos, entonces, lo que los colegios pueden hacer mucho más que llevar un control de notas y asistencia, es ver a cada estudiante como un ser integral, permitiendo personalizar todo tipo de acciones que los involucren.
En general, la vida evoluciona de manera tan rápida e impredecible que lo único que tenemos para afrontar esa acelerada evolución son nuestras capacidades y habilidades individuales, de aquí la importancia de que las instituciones tengan personal académico capacitado para crear formas de enseñanza que aún no están implementadas, que no carezcan de tecnología y, sobre todo, que sean instituciones innovadoras, que se apoyen en herramientas prácticas que faciliten todos los procesos administrativos y académicos, volviéndose más eficientes y prometedoras en el sector.
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